Los pies

En el colectivo se diluye
la señal de la radio.
Queda ruido blanco
que me acompañará
el resto del día.
 
Arrastro los pies.
Voy a buscar el resultado
de un concurso
(un cargo,
un trabajo,
un espacio
social)
al que confié
los últimos seis días.
Algo me dice
-vibración, pálpito,
susurrro-
que no seré yo
el elegido.
Debo firmar
igual.
Entiendo mi destino,
pero no lo acepto.
Arrastro los pies.

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